domingo, 19 de enero de 2014

Vieiras en Galicia

VIEIRAS A LA GALLEGA
Es muy sencilla de preparar esta receta. Aunque eso sí, tiene dos secretos, para su elaboración solo se necesita un buenísimo producto aunque sea congelado, y para hacer la salsa un excelente vino blanco gallego, ya sea albariño, godello o ribeiro, pero nunca de una calidad inferior al mismo que después serviréis en vuestra copa para acompañar las vieiras. Para mí gusto una de las mejores recetas de pescados y mariscos al horno que tiene la gastronomía de Galicia.

Ingredientes para una docena de vieiras grandes:
400 g de cebolla, 140 g de jamón serrano, 100 ml de aceite, 200 ml de vino blanco gallego, 1 cucharada colmada de salsa de tomate frito casero, 60 g de pan rallado, sal, perejil picado (opcional).

Cómo hacer vieiras a la gallega
Comenzaremos lavando muy bien nuestras vieras eliminándole toda la arena que pudieran tener en el caso de que fueran frescas dejándolas una hora como mínimo en agua fría con un puñado de sal. Si las vieiras son congeladas este paso no suele ser necesario pues ya no traen prácticamente arena. No eliminar las partes naranjas del marisco pues son los corales, y le dan a la carne un sabor característico delicioso.
Seguidamente comenzamos picando muy menudita la cebolla y troceamos el jamón serrano en trozos muy pequeños e iguales, yo este paso lo hago con el robot de cocina para que me quede muy menudo.
Ponemos una cazuela al fuego con el aceite y pochamos la cebolla hasta que quede amarilla durante unos veinte minutos, removiendo de vez en cuando. Añadimos el jamón serrano y lo dejamos sofreír dos minutos más en la cebolla vigilando que no se nos queme ni retueste. Añadimos el vino blanco gallego y dejamos evaporar el alcohol durante unos minutos, agregamos el tomate frito casero y dejamos que se cocine todo unido durante unos minutos más. Rectificar de sal.
Precalentamos el horno a 190 grados con calor arriba y abajo. Secamos nuestras vieras y las colocamos en sus conchas de nuevo. Repartimos el sofrito en las cáscaras por encima de las vieras, y les espolvoreamos el pan rallado para que formen una costra en la superficie y un poquito de perejil fresco picado si os gusta. Horneamos durante quince minutos y gratinamos con el grill durante otros cinco minutos más vigilando que no se quemen.

Degustación
La vieiras a la gallega se han de servir bien calientes. Para ello disponer a cada comensal un plato con su correspondiente concha a la que hayamos añadido una o dos piezas según el tamaño que tenga el molusco. Os recomiendo que guardéis las conchas de una vez para otra pues a veces se encuentran buenas piezas pero sin su caparazón, aunque también se pueden servir en cazuelitas de barro individuales. Son simplemente deliciosas.

Texto:www.directoalpaladar.com





martes, 14 de enero de 2014

Románico en Lugo

IGLESIA DE SAN PEDRO FIZ (Siglo XII)

La iglesia lucense dedicada a San Pedro Fiz en Hospital do Incio es una de las deliciosas sorpresas que depara el románico en Galicia. Sus constructores se olvidaron de la tradición arquitectónica gallega en lo tocante al material edificativo y trocaron granito por mármol consiguiendo un efecto realmente espectacular.
Las cercanas canteras de mármol de Incio que suministraron material a la ciudad romana de Lugo, facilitaron esta rareza arquitectónica medieval. Es el único ejemplar en España edificado totalmente con este material.
La visión del templo con el sol de tarde iluminando el hastial y su portada, recortándose contra el verdor del entorno es sin lugar a dudas una imagen que permanece con fuerza en el recuerdo.
Este templo junto con Portomarín formó parte de la orden sanjuanista en Galicia y a pesar de su sugerente denominación de "hospital" no se hallaba en las rutas habituales del Camino de Santiago siendo además, tardía su fecha de edificación (finales del XII)
Hospital do Incio se sitúa a unos 60 kilómetros al sudeste de Lugo y a mitad de camino entre Sarria y Monforte de Lemos camino del puerto de Cebreiro que separa Lugo del Bierzo leonés. Llegaremos hasta él por carreteras secundarias, de las de disfrutar el paisaje y circular despacio. Merece la pena.
Es tempo es de nave única orientado, con ligera desviación al nordeste. Mide alrededor de 24 x 11 metros y remata al este por medio de cabecera provista de tramo recto presbiteral y ábside poligonal de tres lados. Al lado norte hay torre contemporánea del templo. También una estancia abierta a modo de atrio adosada al lado sur del mismo.
Tres son las portadas que posee el templo. La principal en el hastial de poniente, otra con algo menos de decoración abierta en el muro sur y la más sobria frente a ella, en el muro norte.
La cabecera del templo es poligonal. Posee cinco lados, dos de los cuales son los tramos rectos del presbiterio y los tres más adelantados corresponden al ábside. Cada uno de estos tres lados absidales a su vez presenta una superficie formada por tres zonas que lo aproximan su superficie global al círculo.
En los ángulos se decora con semicolumnas adosadas que alcanzan la cornisa rematándose con capiteles de decoración geométrica y vegetal al igual que los canecillos existentes. Cada uno de los tramos del ábside posee centrado un vano aspillerado ornado por arquivolta con columnillas y capiteles. Bajo los vanos corre imposta sencilla hasta el presbiterio y otra hallamos continuando los ábacos de los capiteles por toda la cabecera.
La fachada de poniente, en especial por la tarde, es espectacular. El color de la piedra de mármol, la sensación de fuerza transmitida por los recios contrafuertes y la delicadeza de su portada la hacen digna de elogios.
Dicha portada se compone de cuatro arquivoltas decoradas con baquetón y florones en las escocías. Capiteles y basas se hallan profusamente trabajados con motivos geométricos y florales. No es portada de iconografía a descifrar. Su encanto radica en su material y en el conjunto de la misma.
Hay un detalle que no quiero dejar pasar por alto por la rareza que supone y es la decoración periférica que enmarca a toda esta portada elaborada a base de una greca en zigzag delicadamente elaborada. En Galicia tan solo se repite en San Pedro de Benbibre.
Dos ménsulas a ras de la clave de la portada nos hablan de un atrio de madera como era habitual en muchos de estos templos. Los herrajes de la portada son los originales del templo, emparentándose en este detalle con otros de bella hechura como son los existentes en Vilar de Donas.
Bajo el porche adosado al lado meridional hallamos la segunda portada decorada del templo. Es de hechura decorativa semejante a la anterior si bien mucho menos espectacular. Solo dos son sus arquivoltas. A destacar la cruz de Malta que decora su tímpano, original en este caso (la de poniente es de ejecución posterior)

Texto: www.arquivoltas.com