jueves, 27 de febrero de 2014

Abre la Muralla

MURALLA ROMANA DE LUGO
El recinto amurallado de Lucus Augusti es el mejor conservado de la Península Ibérica entre los de su época, y su aspecto actual responde casi en su totalidad a su configuración original.

El centro de Lugo, la antigua Lucus Augusti, está rodeado por una Muralla romana de 2.266 metros de circunferencia. Esta impresionante fortificación, una de las más grandes de su tiempo, se erige entre finales del s. III y comienzos del s. IV durante tiempos críticos para la ciudad desde el punto de vista político y militar. Además, es la única en los tres continentes por los que se extendió el Imperio Romano que conserva íntegro su perímetro.
Por esta razón, el 2 de diciembre del año 2000 la UNESCO inscribió oficialmente la Muralla de Lugo en la lista de monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad.
La Muralla estaba coronada por 85 grandes torres semicirculares que medían entre diez y trece metros de diámetro, y estaban elevadas sobre el adarve con grandes ventanas en cada una. De estas torres actualmente sólo se conservan 71 cubos a nivel del adarve, menos un resto de A Mosqueira que está por encima de este nivel. Tenían acceso desde el interior de la ciudad por una escalera abierta a media altura en la muralla, a la que se accedería a través de una escala de madera. El espesor medio de los muros era de seis metros, y el adarve, el paseo superior, que ahora está entre los ocho y los doce metros por encima del suelo exterior, entonces quedaría a una altura más regular y se supone que tendría almenas entre las torres. Además, había fosos de unos veinte metros de ancho y cinco de fondo y que dificultarían la aproximación de máquinas de asedio y la excavación de minas (única posibilidad de tomar la ciudad).
Así era la Muralla romana de la bimilenaria ciudad de Lugo. Pasaron diecisiete siglos y su función militar caducó, las torres fueron cayendo (menos el resto de A Mosqueira), se abrieron puertas nuevas, la población se extendió por fuera, pero el perímetro se conserva completo y los 71 cubos conservados le dan a esta tremenda fortaleza su carácter inconfundible.
Hoy, sus diez puertas (cinco antiguas y cinco nuevas) unen el casco antiguo con el ensanche de la ciudad. El adarve -que tiene una anchura de unos cuatro metros- es un paseo tradicional extraordinario, considerado una calle más de Lugo, al que se accede por escaleras adosadas al paramento interior. De día es el mejor mirador sobre el casco histórico; de noche, gracias a una discreta iluminación, es un poético paseo con un halo de misterio.
Dimensiones
La Muralla tiene un perímetro de 2.266 m de circunferencia y el recinto amurallado -que coincide con el casco histórico de la ciudad- abarca 334.000 m2. Sus muros tienen un espesor de 4,20 metros, aunque en algunos lugares llega a los 7 metros. Su altura oscila entre los 8 y los 12 metros. La longitud de los muros entre las torres oscila desde los 8,80 a los 16,40 metros.
Originalmente, la Muralla estaba coronada por 85 grandes torres semicirculares, que medían entre diez y trece metros de diámetro, y estaban elevadas sobre el adarve con grandes ventanas en cada una. De estas torres actualmente sólo se conservan 71 cubos al nivel del adarve, menos un resto de A Mosqueira que está por encima de este nivel y en la que se conservan dos ventanas de medio punto.
Materiales
Los romanos construyeron la Muralla con piedra pizarra y bloques de granito, materiales muy abundantes en el área de Lucus Augusti. Pero el núcleo de la obra es un mortero fabricado con tierra, piedra suelta y cantos, y cementado con agua. Los constructores de la Muralla encontraron en la pizarra un elemento semejante a sus ladrillos de cerámica, y emplearon el granito, sobre todo para reforzar las torres que flanqueaban las puertas.
Puertas
Para entrar y salir en el recinto amurallado se usaban diez puertas, cinco antiguas y otras tantas modernas. Estas últimas fueron abiertas a partir de 1853 por necesidades del crecimiento urbano. Seis de ellas son peatonales, mientras que en las otras cuatro se permite la circulación de tráfico rodado.
Puerta de San Fernando 
Puerta Falsa
Puerta de la Estación     
Puerta de San Pedro
Puerta de Campo Castelo         
Puerta del Obispo Aguirre
Puerta de Santiago
Puerta Miñá
Puerta del Obispo Odoario
Puerta Nueva

Accesos actuales:
Todo el paseo del adarve de la Muralla es un paseo tradicional extraordinario y de uso público. Es un auténtico lujo para los lucenses y los visitantes disponer de una calle circular, de más de dos kilómetros de longitud, en un nivel elevado en algunos tramos hasta doce metros.
Es un paseo peatonal al que se accede por seis escaleras y una rampa (único acceso para personas con movilidad reducida), todas ellas modernas, construidas a partir del siglo XVII. Son las siguientes:
Rampa de la Puerta de Santiago
Escalera de Campo Castelo
Escalera de la Praza do Cantiño
Escalera de la Puerta de la Estación
Escalera de la Puerta Falsa
Escalera de la Puerta Miñá

Hasta esa fecha la entrada al monumento se producía por escaleras primitivas, hoy en día cubiertas por rejas que el viajero apreciará en el paseo por el adarve. Aún se encuentran en período de investigación, y cabe suponer la existencia de una escalera por cubo.

Tramos
Torres de A Mosqueira
Seguramente, en origen, cada cubo disponía de una torre superior, con dos pisos, abiertos mediante grandes ventanas con arco de medio punto en todo el contorno semicircular de la torre. La presencia de estas ventanas favorecería un mayor campo visual, controlando mejor el foso y fortaleciendo la defensa de las torres inmediatas, al limitar la existencia de puntos muertos.
El único ejemplo que perdura de estas torres -y reformado- es la denominada Torre de A Mosqueira, en la banda sur del recinto amurallado, en las proximidades del Reducto Cristina.
El acceso más próximo a la Torre son las escaleras que encontramos cerca de la Puerta de Campo Castelo.
Paseo de los Canónigos
Se denominaba de este modo en el siglo XIX al tramo de la Muralla que va desde la actual Puerta del Obispo Odoario hasta la Puerta de Santiago. Es una zona soleada al mediodía, por lo que era escenario habitual del ritual paseo de los sacerdotes que tenían cargos en la Catedral (de ahí el nombre). También recibe el nombre de Paseo de Invierno.
En 1881 el Ayuntamiento autorizó el derribo de tres cubos existentes entre las dos puertas mencionadas, con el objeto de ensanchar dicho paseo.
Reducto María Cristina
Recibe su nombre de la Reina Regente María Cristina, madre de Isabel II. Se trata de un baluarte defensivo de forma triangular construido en 1837, entre la Puerta del Obispo Aguirre  y la Torre de A Mosqueira, hecho recordado en una inscripción situada en la parte exterior del Reducto.
Este baluarte, erigido con motivo de las Guerras Carlistas, servía de comunicación a un tramo de la Muralla interrumpido por una serie de edificios utilizados desde la Edad Media como fortaleza.
Foso
La Muralla formaba parte de un auténtico complejo defensivo integrado por un foso, la propia Muralla y el intervallum.

La topografía del terreno y el foso eran los primeros elementos defensivos que se debían salvar durante el asedio. El foso que encontramos en Lugo es el único ejemplo de construcción de fosos de Hispania y su trazado corre paralelo a la Muralla.

La existencia del foso pudo documentarse en 1987. Está separado de los cubos de la Muralla unos 5 metros, tiene una anchura de unos 20 m. y una profundidad media de 4 metros con respecto al suelo original.

Intervallum
El último obstáculo que debía salvar el asaltante, tras el foso y la Muralla, era el intervallum. Complementario de las otras dos defensas, se situaba ya dentro del recinto. Constituye un espacio comprendido entre el paramento de la Muralla y la primera línea de edificaciones urbanas, que representaban la última defensa posible.

Texto: www.lugoturismo.com

Puerta de San Fernando

Puerta Falsa

Puerta de la Estación

Puerta de San Pedro

Puerta de Campo Castelo

Puerta del Obispo Aguirre

Puerta de Santiago

Puerta Miñá

Puerta del Obispo Odoario

Puerta Nueva
















Y lo mejor el eslogan, para que quede claro.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Tregua

Paseo por Aiete
El pasado fin de semana el temporal que azotó el norte nos dio una tregua; por fin unos días sin ciclogenesis, ni lluvias, ni galernas; tampoco exceso de sol, pero al menos no llovía y salir a la calle resultaba muy agradable.
Aprovechando la circunstancia me fui a pasar la mañana a uno de mis rincones preferidos en San Sebastián, como es el Palacio de Ayete y su parque; el que recorrí en toda su extensión, disfrutando del paseo y aprovechando para hacer unas fotos del entorno, ya que a pesar del invierno se pueden ver flores de diferentes tipos; y precisamente por ser invierno, están en todo su apogeo los musgos, los acantos y también maduros los dátiles de alguna de las palmeras.
Como lo mejor de hacer fotos es poder compartirlas con los demás, ahí dejo algunas para disfrute de aquellas personas que pasen por este blog.